La teoría de la valla y el prado, como diría mi amiga Mery, o la teoría del eterno insatisfecho como lo llamo yo.
En sentido metafórico la teoría del eterno insatisfecho se describe así: imagínate una vaca en un prado verde pastando (la vaca es una vaca color canela como la mayoría de las vacas en España que no son con manchitas negras como la vaca que ríe). Al lado de esta vaca hay una valla, y al otro lado de la valla otro prado. Pues bien, para el eterno insatisfecho el prado del otro lado siempre es más verde, ya puede ser un secarral o estar lleno de cardos y estiércol que desde su punto de vista siempre será más verde. ¿Y porqué?, os preguntareis, pues sencillamente porque no es su prado. Por que si alguno de estos personajes en un arranque de valencia se atreve a saltar la valla y llegar al otro lado, ohh horror, descubrirá que en realidad el prado más verde era el suyo, pero no, no es porque en realidad sea más verde, ….es que ya no es su prado.
Seguro que Freud tenía una explicación para este tipo de comportamientos, a mí sinceramente me cansan. Tanto como el victimismo de la gente que al mínimo obstáculo se resigna al sufrimiento y a la infelicidad. No se, quizás eso les hace felices, pero que quieres que te diga: a mi me gustan todos los prados, el mío también.
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